Los médicos no somos reyes magos

definitiva reyes

 

Las iluminadas calles me recuerdan las fechas en las que estamos.

Nuestra ambulancia se abre paso entre una multitud que peregrina en procesión rumbo a los centros comerciales.

Nosotros nos vamos en camello, vamos subidos en una ambulancia.

Tampoco llevamos capas, sino unos amarillos chalecos reflectantes.

Pero al igual que los reyes magos, cargamos con muchos deseos e ilusiones a nuestras espaldas, y en ocasiones ese saco nos puede pesar demasiado.

Pasamos con luces y sirenas por una céntrica calle, y algunas familias se dan la vuelta para mirarnos. De repente el recuerdo de aquellas palabras regresa, y todavía logra humedecer mis ojos. La mezcla de hijos menores de edad pidiendo que salvemos a su padre y mi certeza de que ya no podíamos hacer nada todavía cicatriza lentamente. Pero en esta ocasión,  esta historia con tinta de médico me la reservo, pues esta cicatriz me está sirviendo de motor para la creación de un novedoso proyecto de educación en primeros auxilios que pronto compartiré con vosotros. Y es que detrás de cada gran proyecto siempre hay una gran historia.

Esta noche aunque viajamos tres en la ambulancia, ninguno es un rey mago. Nuestros resultados serán solo fruto del conocimiento, de nuestra habilidad y experiencia, por eso derrocho altruistamente tantas horas dedicadas a la formación.

Desde hace tiempo se, que los médicos no somos reyes magos, no somos superhéroes, no somos dioses. Somos igual que tú. Somos personas y también somos pacientes. Y en ocasiones nuestras únicas armas para combatir la enfermedad son la ciencia y el corazón, y en algunas latitudes más corazón que ciencia.

Flaco favor nos hacen los que van por algunos hospitalarios pasillos como si fueran subidos en un camello o los que llegan con prepotencia en su impecable ambulancia, porque tarde o temprano la vida, algún compañero o paciente, con un puñado de palabras los pondrá en su sitio.

Los médicos no somos reyes magos, pero debemos aceptar la responsabilidad de que en ocasiones nos toque llenar nuestro saco con vuestras ilusiones, ¡y cómo pesa!

Felices Reyes.

J.M. Salas – Con Tinta de Médico

 

 

Carta de un médico a los Reyes Magos

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Queridos Reyes Magos:

Sé que este año os han puesto más difícil la entrada a España, por lo menos si queréis continuar con la piel intacta, nuestros gobernantes (unos antes y otros ahora), decidieron decorar con cuchillas la valla fronteriza de Ceuta y Melilla, un original adorno navideño que todavía admite ridículas justificaciones sobre su perjuicio para la salud. Os recomiendo que para garantizar vuestra integridad física optéis por comprar un lujoso ático en Marbella que por el módico precio de 500,000 euros ya viene con visado incluido.

Una vez dentro, no digáis en voz alta lo de que sois Reyes, porque eso últimamente tampoco está bien visto, resultado de una explosiva mezcla de elefantes, yernos y una pasión extranjera. Y por cierto, no hagáis mucho jaleo con los camellos cerca del congreso sino terminaréis comiendo vuestro roscón en el interior de una arrugada celda.

España ha cambiado y la clase política sigue sin estar a la altura. Nuestra Justicia está enferma, libera terroristas y privatiza el aborto, y lo digo así porque las mujeres con dinero siempre tendrán esta opción asegurada en un país vecino. Esta adormecida Justicia, de vez en cuando como en un circo romano suelta a un personaje a la arena para satisfacer las ansias de hematies del pueblo, se equivocan ya no es suficiente.

Estamos cansados, en España no hay tregua ni por Navidad, un gordo de la lotería cargado de impuestos y costosos villancicos en la tele que dan más miedo que alguna película nacional de escasa taquilla hecha con ese fin.

Me permito aconsejaros Majestades de Oriente que no deis aguinaldos, los sobres con dinero a veces son castigados, y los sacos reales mejor que vayan cargados con algo más que juguetes. Seguro que en las cartas ya no predominarán los lujosos coches ni viajes a maravillosas playas, os sorprenderá que muchos solo os pidan trabajo o poder conservarlo los que ya lo tienen, otros poder afrontar los gastos y llegar sin malabarismos extremos a final de mes, algunos os solicitarán que intercedáis para recuperar las ayudas del gobierno a favor de los desprotegidos y seguro que tampoco faltan los que desearán que paren los Wertropicios en educación.

En el área de la salud también hemos sufrido. Por mi parte os informo que las burocratizadas consultas de atención primaria y urgencias rebosan pacientes con problemas sociales que merman su salud, patologías que no podemos curar con medicamentos y que repuntan como epidemias gracias a las actuaciones del gobierno. Lamentablemente los recortes en salud no tienen por objeto acortar las interminables listas de espera ni reducir las desigualdades entre comunidades, ni facilitar el acceso a los medicamentos que a la gente le cuesta cada vez más pagar.

Privatizan la sanidad trasmitiendo una sensación de incapacidad para gestionarla, entiendo que la sanidad pública tiene problemas y que se debe adaptar rápidamente al cambio y entre otras cosas comenzar por despolitizar todo cargo directivo y de gerencia pintado de personal de confianza, necesitamos que los buenos profesionales sean los que nos dirijan y los puestos no se asignen con un simple movimiento del dedo.

Para colmo, después de tanto recorte en salud el Ministerio nos sorprende disfrazado de amigo invisible y nos regala una regulación de los medicamentos homeopáticos con más intereses que razón, para endulzar el paladar de los pacientes y el bolsillo de los no-pacientes. Un placebo que creció, conoció gente, forjó amistades y se hizo mayor mal amparado por este departamento.

Estimados Reyes Magos, no os confundáis aunque su composición se acerque más a una dilución con sabor azucarado, no son caramelos y deben tener una evidencia científica que los respalde. No hay nada inocuo en esta vida ni usar omeprazol a diario ni fumar cigarrillos electrónicos con aires de inofensivos juguetes.

Ya sólo me falta ver un stand de McDonald’s en un congreso de salud, olvidar esto último porque ya me lo enseñó un compañero.

Os iba a pedir tres cosas pero este año no me he portado bien, dicen que tengo ADN de diablo, pero como hasta el carbón vale dinero y esta carta igual que mi nómina admite los recortes, sólo os pediré una cosa, traed ilusión, traed ilusión. Una persona motivada puede con todo, no admite que las circunstancias le limiten sus sueños y eso es lo que hoy necesitamos, no esperar que nos solucionen los problemas y poner todo de nuestra parte para revertir esta delicada situación.

Yo, seguiré trabajando por los pacientes, reinventándome a sus nuevas necesidades, objetando de la exclusión de los sin tarjeta e intentando no dejar atrás mi sueño, que por ahora me lo reservo.

Queridos Reyes Magos, perdonar si este año, no os dejan la tradicional leche con galletas en la entrada de las casas, porque ya hay niños por estas latitudes que las necesitan más que vosotros. Y si cuando llegáis las luces del árbol están apagadas no penséis que nos hemos olvidado, simplemente que este 2014 nos trajo otro regalito con aires de subida, veremos cuanto aguantan nuestros bolsillos y cuanto nuestro corazón.

Como cantaba el gran Miguel Ríos, Bien-ve-nidos.

JM Salas