Desvirtualizando con tinta de médico

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De vez en cuando la vida te da una oportunidad para que nos desvirtualicemos, y en esta ocasión me tocó a mi por medio de una entrevista con Encarna Talavera en Conexión GTM Murcia. [Que os dejo al final del post]

En ella desnudo parte del origen de las historias con tinta de médico.

En un ambiente íntimo, en buena compañía, cuento la necesidad de enseñar esa necesaria pizca de humanidad que debemos tener presente en nuestra atención en urgencias.

De esta amena charla, me quedan algunas frases en la retina que fueron adornando esta interesante entrevista, os dejo algunas que bien podrían ser en un futuro parte de un nuevo post:

<<No debemos olvidar a la persona que hay detrás de la enfermedad>>

<<No solo debemos tratar el corazón que vemos sino el otro corazón, aquel que siente>>

<<Hay que escuchar a los pacientes>>

<<Los avances tecnológicos no pueden ser el retroceso de la humanidad>>

<<Los médicos no debemos ser dueños de los pacientes>>

<<Cada aviso es una historia nueva>>.

<<El amor es un motivo para vivir>>.

En breve, este blog cumplirá dos añitos, un tiempo donde hemos compartido historias,  historias que en ocasiones incomodaron necesariamente a algunos compañeros, historias capaces de plantearnos preguntas y no respuestas, historias de la vida, historias reales, historias humanas, historias que simplemente merecían la pena atreverse a contarlas.

En este corto periodo de tiempo, y sin ser parte de un equipo 2.0, he visto como un post «gracias enfermería» llegó a más de 100.000 visitantes, he sido invitado a participar en la editorial de una importante revista, he compartido ponencias de humanidad con estudiantes de enfermería y residentes de medicina de familia y hasta he aceptado el reto de que mis letras participaran de algún cercano congreso.

Creo que todo este esfuerzo mereció la pena, os agradezco a todos los que habéis hecho posible esto, con vuestras críticas, con vuestros comentarios, con vuestra desinteresada manera de compartir mis letras.

En este tercer año del blog que ya se acerca, me he planteado nuevos retos, nos pondremos en marcha para buscar una editorial que se atreva a dar un paso más en este proyecto y publicar el contenido del libro Con Tinta de Médico – Diario de un médico de urgencias adicto a la noche, continuaremos con nuestro aporte a la humanización de la sanidad desde las urgencias extrahospitalarias con #MásHumanidadenUrgencias y colaboraremos allí donde nos consideren necesarios.

Este domingo Con Tinta de Médico se escribe con buena compañía, desde un iluminado plató en un acogedor rincón de Murcia.

Otro post más, otra historia Con Tinta de Médico.

J.M. Salas

Le recetó una partida de bingo

Bingo Cards - Background - Game Related

Bingo Cards – Background – Game Related

 

Desde hace unas semanas su dificultad para respirar ha empeorado.

Su más que conocida enfermera de confianza me avisa para valorarla.

Acudimos fuera de horario a su domicilio, un pequeño perro con aires de león nos recibe.

Ella nos está esperando sentada en su sillón.

Guapa, bien peinada, con los ojos brillantes y los labios pintados.

Nos regala una sonrisa durante el saludo.

Me explica su particular historia médica, y me cuenta su talón de Aquiles, un pulmón herido.

Después de escuchar sus palabras, me tomo un tiempo para oír lo que sus pulmones me cuentan.

En ocasiones el relato de los pacientes no coincide con lo que su cuerpo nos dice, en los extremos de la vida, no nos gusta salir de casa y menos que alguien nos quiera llevar de paseo al hospital.

Antes de dar mi diagnóstico, ya me confiesa que se quiere ir al bingo. Siempre juega allí con sus amigas, y por lo visto, es uno de sus momentos especiales del día. Mientras nos lo cuenta, sus palabras iluminan su rostro y me trasporta por unos segundos a mis recuerdos de la infancia, donde una simple mirada de aquellos ojos verdes de mi abuela derretían mi voluntad en mil pedazos.

La exploración física deja el destino de aquella tarde en mis manos.

Me imagino que ya sabéis cual fue mi actitud, ajustarle el tratamiento, y regalarle otra dosis más de bingo.

Porque todos tenemos nuestro particular «bingo», aquello que nos mantiene con una sonrisa en el rostro y con un interés por el mañana. Y eso mis queridos lectores, es un necesario aliado para mantener la salud de nuestros pacientes.

Prescribir más «bingo» y menos pastillas.

Una historia familiar, escrita con la mista tinta de médico.

J.M. Salas – Con Tinta de Médico

 

Carta a una enfermedad terminal

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<<Te odio.

Nublaste mi futuro.

Oscureciste mi presente.

Acabaste con mis sueños y esperanzas.

Y yo nunca hice nada malo para merecer esto.

Nunca te invité a mi casa.

Nunca quedamos para salir, y aún así me encontraste, diste conmigo.

Y ahora, estás aquí. Eres la triste protagonista de mi vida.

Arañas lentamente mi alma y alejas cualquier esbozo de sonrisa en mi rostro.  

Y después de ti sé que no habrá nada.

Durante un tiempo seré un doloroso recuerdo, una emotiva lágrima en la intimidad, y luego pasaré como todos al cajón del olvido, porque la vida sigue, la vida continúa.

¿Dónde quedaran mis sueños? ¿dónde enterraran mis esperanzas? ¿donde naufragarán aquellos días jamás vividos?

Hoy solo quiero que esto termine. Que mi sufrimiento se acabe. Sin rencor, sin remordimientos.

Ya no quiero seguir luchando. Yo reconozco las limitaciones de la ciencia, y ésta debe reconocer mi derecho a decir «no» a más prolongaciones innecesarias.

Porque yo no quiero sondas, no quiero oxígeno, no quiero camas articuladas ni televisión las veinticuatro horas del día.

No quiero ver pasar la vida como un mero espectador sin poder ser partícipe de ella.

Y por supuesto no quiero morir entre las cuatro frías paredes de un hospital.

Necesito que mi último aliento sea rodeado de los míos, de mi familia, de mis amigos, acariciando a mi fiel perro. Entre mis sábanas. Bajo mi techo. En mi cama.

Ya no quiero seguir sufriendo. Ya no quiero seguir viviendo.

Respeto y admiro a los que si lo hacen. A los que son capaces de vivir hasta el último día con esto, pero el actor principal de esta película soy yo, y yo debo ser el que decida un «hasta cuando».

Sin arrebatos, sin caprichos, sin trastornos del estado anímico. Consciente de mi proceso, consciente de mi calvario.

¡Te odio!, me arrebatas la vida, pero yo seré el que decida «hasta cuando», ¡yo seré quien decida el maldito «hasta cuando»!.  >>

Esta carta pudo haber sido escrita por alguno de los pacientes que asistimos a diario en urgencias y tal vez haya sido realmente escrita.

Debemos avanzar. Debemos aprender. Debemos respetar la voluntad individual, y que esta prevalezca sobre morales intereses colectivos.

Me toca otra noche de guardia, me toca otra noche de insomnio Con Tinta de Médico.

 

J.M Salas

Con Tinta de Médico – Diario de un médico de urgencias adicto a la noche

 

La triste historia del paciente sin respeto

Foto extraida de la web jess-black.blogspot.com-

Foto extraida de la web jess-black.blogspot.com-

 

Era muy demandante, trataba a todos los profesionales sanitarios sin respeto.

Siempre creía tener a la señora razón de su lado. Y no le importaba el problema, la urgencia o la hora del reloj.

Solía acudir a la consulta de urgencias extrahospitalarias a demandar injustificadamente una asistencia.

Ya era conocido en nuestro servicio.

Pero desde hace unos meses un diagnóstico de mal pronóstico lapidó su presente.

El otro día lo visité por primera vez en su domicilio y entendí por fin parte de ese malhumorado comportamiento.

Su gris hogar, podría ilustrar la definición de soledad en el diccionario. No había rastro de un familiar, ni la sombra de alguno de sus hijos.

La foto de su difunta esposa, adornaba una solitaria cómoda. Ella murió en la mesa de un quirófano, y él nunca superó su terrible perdida.

En esta ocasión noto que él ha cambiado, al igual que su carácter.

No es el mismo, no tiene ganas de revancha. Perdió peso, dejó a un lado su insano odio y olvidó su mal humor.

Con una lágrima nos abre la puerta, y con un abrazo agradece tantas ocasiones donde predominó nuestra profesionalidad y respeto.

Lo que nunca conseguimos con palabras una enfermedad lo hizo en cuestión de meses.

Y yo, lamento que ahora esté justificada nuestra asistencia, y por supuesto que una terrible enfermedad sea el motivo principal de este necesario cambio.

Hay noches en urgencias que me enseñan lo que no está publicado en ningún patrocinado tratado de urgencias.

Si tratáis a todos vuestros pacientes con respeto, no os pesarán luego unas desafortunadas palabras fruto de un desencuentro, porque cada paciente tiene una historia vital que le condiciona, y nosotros estamos obligados a saber capear algunos infiernos.

Ninguna noche sus palabras de reproche me quitaron el sueño. Pero esta guardia con aroma de madrugada, mis ojos no consiguen saludar a Morfeo. Todavía no olvido esa mirada, ni esas tristes palabras de agradecimiento.

Otra guardia en urgencias, otra noche de insomnio con tinta de médico.

J.M. Salas

Con Tinta de Médico – Diario de un Médico de Urgencias adicto a la noche.