Un medico de familia en Urgencias

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Ayer saliente de guardia. En mitad de mi descanso me desperté pensando que tal vez tendría que haber usado dopamina en un paciente al que soñé atender hace ya algunas lunas. Después de unos minutos me acordé que nuestra unidad por una incomprensible mezcla de desidia y burocracia no está equipada con ese y otros fármacos esenciales. Finalmente ocho palabras golpearon mis cimientos, «solo soy un Médico de Familia en Urgencias».
No soy un médico intensivista.
No soy de UCI.
No veo al paciente como una enfermedad.
No tengo en mi mente tatuado cada detalle de una guía farmacológica.
No dedico todo mi tiempo libre a leer libros de Urgencias.
Ni tengo el corazón cubierto por una escarcha de hielo.
Sólo soy un Médico de Familia en un servicio de Urgencias, y por esto, irremediablemente siempre veo a mi paciente como un todo.
Veo a un ser humano con nombres y apellidos. Con familia, trabajo y problemas.
Me fijo en como se viste, como huele, como tiene decorada su habitación o si hay restos de comida por el suelo.
Las fotos del salón me cuentan su historia. Los acompañantes me la confirman.
Cuando me enseñan su tratamiento, observo la bolsa con las cajas de los medicamentos, las cuales a veces duplicadas o sucias me trasmiten más información que echar un vistazo en una historia clínica.
Escucho su mirada y veo sus palabras.
Me especialicé como médico de familia y trabajo en Urgencias, no soy un especialista en urgencias que trabaja en atención primaria.
Soy el responsable docente de los residentes de Medicina de Familia que rotan por mi servicio de urgencias extrahospitalarias, y lo considero el lugar idóneo (aunque muy mejorable) para que un médico de familia pueda trabajar en el área de Urgencias. Les intento enseñar aquello que en mi especialidad no tuve la oportunidad de aprender y el lado más humano de la medicina.
La lucha de las sociedades médicas por conseguir una especialidad o área de capacitación en Urgencias nunca me interesó. Veo absurdas y erróneas algunas amenazas. Estoy cansado de escuchar palabras vacías en congresos llenos. Harto de la mediocridad de algunos sillones y de incompetentes cargos puestos a dedo. De cualquier modo ahora sé que es necesario cambiar nuestro periodo de formación. Sé que es imprescindible darle un giro. La formación en Urgencias para los médicos de familia en España debe reorganizarse. Si somos una de las especialidades que aporta un mayor número de profesionales que trabajan en esta área, el programa de la especialidad del MIR de Familia tiene que mejorar. Tal vez sea el momento de replantear un cambio o por lo menos un acercamiento de intransigentes posturas que solo perjudican a los profesionales que trabajamos en Urgencias.
Y es que estar a pie de calle, en un consultorio perdido del sistema, en una ambulancia sin recursos o en interminables jornadas en la puerta de urgencias de un hospital está muy alejado de algunos cómodos sillones donde se toman malas decisiones.
Tal vez, no sea de los mejores.
Tal vez, no sea de los que cumplen absurdas reglas.
Tal vez, solo estoy aquí por un capricho del destino.
Pero os aseguro que ya no soy de los que callan.
Ni de los que giran su cabeza hacia otro lado evitando solucionar un problema.
Solo soy un médico de familia en un servicio de urgencias.

J.M. Salas

[Sígueme en la nueva web www.contintademedico.com , Diario de un Médico de Urgencias adicto a la noche].

La mujer de lengua afilada

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Entró en la consulta de urgencias como algunas otras noches, abrigada por su hija.
Un poco pasada en kilos y en años, con múltiples quejas sin nexo alguno.
Era de lengua grande y taquicárdica voz. No le importaba la hora necesitaba ir al médico.
A el galeno no parecía llamarle mucho la atención los cuentos de su paciente ni el interés que mostraba su hija. Y así cuando terminó de escucharla, la miró fijamente a los ojos y le exclamó que le dijera el verdadero porqué de su visita. En la madrugada los rodeos no suelen ser el mejor camino.
Tras varios cruces de miradas y un eterno silencio. La anciana señora de lengua afilada, confesó su verdadero motivo de consulta. Una nueva disputa con su hija era el origen de sus múltiples males. Y es que la conciencia a veces no nos da tregua. Y hay palabras punzo-cortantes que liberamos en el calor de un enfrentamiento y luego nos cuesta olvidar.
La manipulación no estaba de suerte esta noche, y los medicamentos no quisieron ser partícipes de esta fiesta.
La hija y la mujer, se confesaron, rieron y terminaron cantando canciones religiosas en la consulta. Este médico hace ya tiempo que se alejó de una actitud conservadora en la medicina.
Finalmente las mujeres marcharon de la mano, un poco mejor de lo que entraron.

A veces los ojos de nuestros pacientes nos cuentan lo que su boca calla.
A veces los sentimientos no necesitan ser medicalizados sino expresados.
Siempre somos algo más que páginas de un libro de urgencias.
Somos ojos, somos oídos, somos un abrazo, somos profesionales de la salud.

Colorín colorado esta breve historia se ha acabado.

J.M. Salas – [Con Tinta de Médico – Diario de un Médico de Urgencias adicto a la noche].

Deformación Profesional

topclosure

A veces pecamos en exceso de deformación profesional.
Parece que nunca nos quitamos el traje de guardia.
En casa no suelen faltar las típicas consultas telefónicas de familiares o ese golpe de tos que te hace girar la cabeza en un restaurante. Incluso tumbado en la arena no podemos obviar ese inoportuno desvanecimiento en la playa.
Las vacaciones no está hechas para nosotros.
Da igual que tengas la piel bronceada o lleves puesto el mono de esquí. A cualquier profesional de la salud le costará un mundo desconectar de su trabajo, y no será porque no le ponemos empeño, que algunos tenemos el doctorado en eso.
En mi caso, ayer en Ikea me quedé asombrado con un dispositivo que usan como cerradura de seguridad y rápidamente me vino a la mente el TopClosure, un invento israelí que se utiliza en emergencias para el cierre de lesiones traumáticas y hemostasia.
Ni perdido entre impronunciables nombres suecos somos capaces de desconectar.
Compañeros, como dirían los amantes de Star Wars, «que la fuerza os acompañe».

Este breve post va dedicado a aquellos que comparten sus conocimientos e inquietudes o un simple intercambio de caracteres a través de twitter. @drjmsalas #ConTintadeMédico

{Continuará en Con Tinta de Médico, Diario de un Médico de Urgencias adicto a la noche}

JM Salas

Tres deseos para tres Reyes

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Toca escribir la tradicional carta Con Tinta de Médico a los Reyes Magos, y como siempre debe comenzar con el clásico:

Queridos Reyes Magos

Este 2014 personalmente fue un año muy duro, y no sé si realmente me merezco algún regalo. Un año de insomnio de besos, divorcio y corazones rotos. Un año de numerosas publicaciones en el blog cargadas de humanizadas historias de urgencias, de increíbles cuentos homeopáticos e inesperados invitados de origen africano a nuestro sistema. El año en el que un virus llamado Ébola nos hizo olvidar la gripe A.
Doce meses de dolorosas y perseguidas verdades Con Tinta de Médico sobre una desilusionante atención primaria que parece que tocó techo. Y es que de nada sirve asistir a congresos a las orillas del mar si no somos capaces de visitar a nuestros pacientes a pocos metros de nuestra consulta.

Pues bien, como mi madre me dijo un día, tres reyes, tres regalos. De modo que sin más rodeos, iremos al grano.

Querido Melchor, me gustaría que la utopía de la sanidad universal pueda ser algún día una realidad en nuestro país. Que los inmigrantes irregulares que residen en España puedan tener acceso a un sistema que les cerró injustamente sus puertas. Que aquellos afectados por la hepatitis C tengan la oportunidad de recibir un gratuito tratamiento para su enfermedad. Y que las personas dependientes vuelvan a tener esa necesaria ayuda que antes se les proporcionaba.

Distinguido Gaspar, me encantaría que la atención primaria recuperara su razón de ser. Que se gestara una revolución que ilusionara a los médicos a estudiar esta especialidad. Que los acomodados compañeros sintieran la necesidad de volver a ejercer su profesión con ganas y entusiamo. Y que los pacientes renovaran sus votos de confianza en el sistema. Y es que, este árbol de la sanidad solo puede ser fuerte con unas sólidas raíces.

Estimado Baltasar, tal vez me toque pedirte algo que rebasa tus posibilidades, pero este 2014 nos enseñó, que los virus no respetan las fronteras ni el color de la piel. Por eso me gustaría que los Gobiernos, la industria farmaceútica y los profesionales tomáramos conciencia de esta realidad, que este injusto mundo está lleno de problemas de salud que se pueden solucionar con un mayor esfuerzo, trabajo e inversión. La Desnutrición Infantil, la Malaria, el Sida, la Tuberculosis, el Chagas o el mismo Ébola están matando personas, y no deben caer nunca más en aquel cajón del olvido.

No os voy a pedir nada más de momento, aunque no será por falta de imaginación, a priori no vendría nada mal una despolitización de la sanidad, ni que surgiera una oportunidad para trabajar en España, para aquellos compañeros médicos y enfermeros que están en paro o tuvieron que emigrar al extranjero en busca de un empleo.

De cualquier modo, prometo que este año me esforzaré por terminar aquellos proyectos que inicié en años anteriores. Estoy convencido que este 2015 será un año inolvidable.

Un saludo y cuidado cuando saltéis la valla.

J.M. Salas

<Este año se publicará Con Tinta de Médico, Diario de un médico de Urgencias adicto a la noche>