La silla del médico

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Las hay de muchos tamaños, modelos y colores, más o menos confortables, ergonómicas y «rompe espaldas», con y sin ruedas, con horrorosos cojines y atrevidas fundas, pero es un elemento imprescindible en toda consulta médica.
Pues bien, sospecho que estas sillas otorgan poderes especiales a quienes las ocupan.
En las consultas de Centros de Salud y Hospitales, hay Médicos que se transforman en verdaderos doctores magnetos, ¿la culpable?, por supuesto, la silla, que genera un campo magnético tan intenso que los atrapa a su asiento, como un imán al metal. Pasan toda la consulta sentados y desarrollan la increíble capacidad para explorar al paciente sin levantarse de la silla.
Otros adquieren el poder para teletransportarse y son capaces de salir a la puerta de la consulta con la silla pegada, sin poner los pies en el suelo, incluso se la llevan sin querer puesta a casa, cuando termina su jornada laboral (o tal vez un poquillo antes).
Esa silla del médico a veces produce una sensación de relax, cual sillón de las áreas de descanso en los centros comerciales, ya quisieran algunos hare chismas tener esa capacidad para relajarse. La sensación es tan fuerte que les impide atender sus obligaciones diarias. Son tan confortables que cuando un familiar llama a su médico de familia para que vaya a un domicilio y visite a un anciano con limitación a la deambulación, da igual el motivo que sea, esa comodidad intrínseca que desprende la silla les impide moverse, el estado de «que agustito estoy» es uno de los niveles más difíciles de alcanzar dentro del sistema sanitario, y con estas sillas se consigue.
Otros profesionales sanitarios, tal vez son tan desconfiados, que por miedo a perder su silla no salen de su consulta en toda su jornada.
En fin, por suerte hay tanta variedad de sillas como de profesionales, y aunque la mayoría cumple sus obligaciones, muchísimas veces desde el servicio de Urgencias 061 nos desplazamos a los domicilios para atender a pacientes que no se acuerdan ni de como se llama su médico de familia.
¡Malditas sillas!, ellas son las culpables, las odio.

{continuará en el libro Con Tinta de Médico, reflexiones de un Médico de Urgencias adicto a la noche}

Primavera de cambios

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Llega la primavera, después de 4 meses como blogger y más de 145.000 vistas del blog, estoy encontrando mi sitio en la blogosfera sanitaria en base a los post y a vuestras buenas críticas. Es el momento de reflexionar e innovar antes de continuar.
En el blog Your Family Doctor, que está escrito Con Tinta de Médico, se pueden leer opiniones con un estilo original sobre temas de interés sanitario, críticas y agradecimientos, pintados de sarcasmo y disfrazados con una pizca de sensibilidad y humor.
En esta primavera de cambios, donde florecen nuevos proyectos personales y profesionales preciso realizar unos ajustes para seguir avanzando.
Así a partir de hoy intentaré seguir estas 4 pautas:
-Publicaré semanalmente un post fijo todas las mañanas de Domingo. Y excepcionalmente uno entre semana.
-Escribiré Post más breves. Alguno de ellos los seleccionaré para incluirlos en un libro, donde los desarrollaré en un formato más extenso.
-Subiré contenido adicional de interés al facebook, fomentando vuestra participación y comentarios.
-Y por último, tuitearé a diario reflexiones más personales con el hastag #ConTintadeMédico, no sólo relacionadas con el ámbito de la salud.
Espero que estos cambios hagan un blog más dinámico que pueda seguir consolidándose dentro de la blogosfera sanitaria.
Quiero agradecer a los que comparten, retuitean, critican, comentan, me siguen o simplemente se convierten en improvisados transeúntes de este blog.
Llega la primavera, es tiempo de cambiar.

JM Salas

Carta de un virus a los profesionales sanitarios

Killer_Virus

Estimados Profesionales de la Salud:

El motivo de la presente es para comunicaros que estoy en completo desacuerdo con vuestra manera de actuar.

Pero, ¿qué ha pasado estos últimos años? ¿dónde quedaron esos médicos que recetaban antibióticos para tratar un catarro? ¿por qué ponéis tanto interés en la higiene de manos y estornudar para otro lado?, nuevas recomendaciones, más profilaxis, pegajosas soluciones que desinfectan vuestra piel, finalmente ¿qué buscáis? ¿aniquilarnos?

Aunque soy un incomprendido y romántico virus que sueña con la utopía de un mundo viral, con derecho para circular libremente por vuestro medio y atravesar fronteras sin necesidad de saltar muros. Vosotros sólo me veis como un microorganismo complejo recubierto de una capa de proteínas, de ridículo nombre y que debe ser destruido.

Nos sentimos acosados, perseguidos, estrangulados por la industria farmaceútica, que se empeña en ganar dinero a nuestra costa. Invierten millones para investigar nuevas vacunas y tratamientos antiretrovirales. Hace unos años lanzaron una campaña con el beneplácito de la OMS y la complicidad de algunos gobiernos para comercializar masivamente el ©Tamiflu, con la intención de tratar preventivamente cualquier estornudo, lo vendían como rosquillas, ganaron muchísimo dinero y nosotros no percibimos ¡ni un solo euro!

Y que decir del personal de enfermería, sicarios que llevan acabo el plan perfecto para erradicarnos, empuñan el arma que os inmuniza contra nosotros, niños protegidos de enfermedades olvidadas, ¡es que no tenéis corazón!. Siempre tan limpitos, con sus batas blancas, formando una parte principal de esas horrorosas campañas de vacunación que esterilizan nuestra posibilidad de reproducción, por suerte todavía quedan profesionales sanitarios que nos tienen estima y haciendo caso omiso de las recomendaciones, no caen en la trampa de vacunarse contra la gripe, muy bien hecho, ¡que no se corte la cadena! ¡contagiar a los pacientes! ¡ausentaros de vuestro trabajo! ¡propagar la enfermedad!

Ni en el cine nos dan un respiro, siempre empezamos con buen pie las películas pero acabamos mal por culpa del guaperas de turno o la incomprendida médica que desde una sudamericana selva tropical encuentra a última hora esa cura que estropea nuestro final feliz. Así nunca estaremos nominados a los Oscar. Maldito CDC de Atlanta. Sólo deseo que los guionistas de Walking Dead nos honren desvelando al final de la serie que somos los responsables de la pandemia de zombies que mantiene en vilo a millones de televidentes pegados a un sofá. Y digo yo, ¿quiénes son los zombies? ¿los caminantes de la serie o los que dormitan sentados en un sofá?, ¿qué hace más daño? ¿una gripe o una epidemia de sedentarismo y obesidad?.

Por suerte, sabemos que la salud de una población va de la mano con su desarrollo económico, y tal como está el patio, con una política repleta de recortes en vacunas, I+D, suministros, profesionales, servicios y exclusiones del sistema sanitario, nos dejan una puerta abierta y nos permiten seguir soñando.

Sin otro particular, reciban un cordial saludo, que por supuesto, facilite la propagación de esta carta, que no es sólo una queja informal de un particular virus sino una sarcástica visión de una realidad que a todos nos afecta.

[Agradezco a la doctora Mónica Lalanda por permitirme publicar la imagen de uno de sus originales dibujos]