Los médicos también lloran

medico

<<Y el mundo se sorprendió al ver la foto de un médico llorando después de perder a un paciente, y los profesionales de la sanidad nos sorprendimos al ver la reacción del mundo>>.
J.M. Salas

Y nos sorprendimos porque nosotros ya sabemos que debajo de cada bata, pijama o título universitario en el área de la salud, siempre hay un ser humano.
Un ser, que como cualquier otra persona tiene la capacidad de sufrir y sentir.
¿Quién no ha visto nunca llorar a un compañero en una guardia?
¿Quién no terminó alguna vez derrumbado después de una historia con triste desenlace?
¿Quién no se imaginó por un segundo que pasaría si fuéramos los del otro lado?
Flaco favor le hizo a una historia con ansias de igualdad el tópico de «los hombres no lloran», pero peor favor nos hizo a nosotros que algunos colocaran nuestra profesión en un pedestal por encima del resto, porque nada se aleja más de la realidad que esta errónea visión.
Porque la medicina se practica desde la humildad, con los pies en el suelo y al lado del paciente.
Nunca compartí aquel tradicional estereotipo, del eterno sacrificio del médico, que lleva su profesión las 24 horas del día y está obligado a casarse con la medicina, anteponiendo su profesión a su vida.
Somos humanos, estamos vivos, e intentamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible. Nos formamos y preparamos para ello, pero es nuestra humanidad la que nos hace grande y a la que nunca debemos renunciar.
Los profesionales que trabajamos en las urgencias y emergencias vivimos situaciones emocionales límites, cargadas de tensión y estrés. Y al terminar de brindar nuestra asistencia tenemos todo el derecho para derrumbarnos, llorar y expresar abiertamente lo que sentimos. Porque de no hacerlo, sería olvidar el sello humano de nuestra profesión, aquello que nos diferencia en la actualidad de una simple máquina, aquello que nos dice que somos algo más que un montón de piel y huesos, que somos alma y sentimiento.
Y no debemos olvidar que tratamos con personas, y como les digo en ocasiones a mis residentes, a veces no debemos buscar la mejor medicina entre las páginas de un libro, sino en nosotros mismos.

Porque en definitiva, los dioses no lloran, pero los médicos si.

J.M Salas [Con Tinta de Médico]

Enhorabuena compañeros TES

2014-04-25 10.08.19

Siempre te gustó el mundo sanitario. Por diversos motivos la universidad te cerró las puertas.
Te apasionan las emergencias, has colaborado de voluntario para algunas ong´s.
Antes estabas limitado a conducir una ambulancia, ahora te abren una camino para vivir tu sueño.
Sabes que los Técnicos en Emergencias Sanitarias ya llegaron, y que están aquí para quedarse.
A quienes acompañas, si te vas luego te echan de menos, porque cada profesional suma ante una emergencia. Y en la calle aunque estemos rodeado por una multitud de transeúntes a veces nos sentimos solos.
A ti no se te han subido los humos, aceptas con orgullo tu papel dentro del equipo. Conoces tu función y estas capacitado para actuar cuando te necesitan. Reconoces tus limitaciones.
Te gustaría hacer más de lo que haces e imaginas tener mayor responsabilidad en un futuro.
La formación te abre sus puertas, sabes que siendo TES te dejan participar en innumerables cursos.
Este 20 y 21 de Marzo del 2015 tienes tu primer congreso de TES en Madrid, organizado por la SETESID, estás ilusionado, sabes que merece la pena el desplazamiento y te encantaría poder asistir.
Te gusta equipar tu chaleco, te encanta ocupar de objetos sus bolsillos.
Tienes alma de profesional de las emergencias, y siempre te has sentido parte del equipo.
Enhorabuena compañero, sé que pronto estarás ocupando el puesto que te mereces.

[Este post va dedicado a mi amigo Fran y a mis compañeros TES/TTS].

Esguince de Corazón

corazon vendado

La vida a veces se tuerce como los tobillos.
La distensión puede ser un proceso doloroso y cruel, que en ocasiones termina por romper las fibras musculares de un te quiero.
Las articulaciones se edematizan y la piel pinta de morado un sentimiento que agoniza, aquel que un día fue la fuerza para que saltáramos juntos un océano.
Y cuando se rompen los ligamentos que nos unen y se traumatiza un corazón herido, solo nos queda una posibilidad: aceptarlo, repararlo y continuar.
Desde luego que cada corazón es un mundo, y cada mundo tiene su tiempo.
Pero siempre fui de los que rápidamente se levantan, y esto en ocasiones ante incrédulos ojos puede parecer más un pecado que una virtud.
De cualquier modo creo que no existe mejor rehabilitación para un esguince de corazón que una sobredosis de amor.
Un amor verdadero, un amor que fortalezca tus tobillos y acompañe tus pasos. Porque la vida no es una carretera plana, ni estará siempre perfectamente asfaltada. Es un carnaval de pendientes, curvas, subidas y bajadas que necesita articulaciones fuertes y corazones enamorados.
No hay mejor muleta para un esguince del corazón que el apoyo de un «te quiero».
Y es que aunque la vida a veces se tuerza como los tobillos, siempre debemos intentar levantarnos y continuar nuestro camino.
Porque como dicen «no debemos esperar a que pase la tormenta sino aprender a bailar bajo la lluvia».

J.M. Salas
[Con Tinta de Médico – Diario de un Médico de Urgencias adicto a la noche]