Nuevo Congreso, mismas caras

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La carta lleva semanas imantada a tu frigorífico. La ves, la vuelves a leer, admiras ponentes y programas, sigue siendo buen sitio, una buena ciudad y un mal precio.

Tienes trabajos que te gustaría enviar, los días pasan, pero el precio te sigue pareciendo excesivo. No tienes representantes que te avalen, hace tiempo que prescribes por principio activo, tus trabajos de investigación y ponencias no tienen apellidos farmacológicos, ni manos que mezan tu cuna. Las invitaciones tienen un precio y tú prefieres no pagarlo.

De todas formas es un aliciente, tienes ganas de ir, de hacer el esfuerzo, de organizar tu agenda y buscarle un hueco entre trabajo, familia y casa. Ya te toca.

Los niños duermen. Preparas con entusiasmo la comunicación de tu investigación, tienes algo que contar y ganas de hacerlo, puede ser tú momento. Revisas historias, haces una búsqueda bibliográfica, lo redactas según sus condiciones y te lo piensas nuevamente.

Seguro me la aceptan, les interesa, necesito estar inscrita para presentarlo. Tu corazón sonríe, tu cartera se enfada. Ya imaginas como vas a ir vestida.

Vas a la cocina a por un taza de café, vuelves a ver la carta imantada con tan bonita estampa, esta vez abres el frigorífico, de repente la realidad llama a tu puerta, calculas como podrías llenar la nevera con lo que tienes que gastar en el congreso.

Regresas cabizbaja a tu escritorio, guardas tu trabajo en un archivo, cierras sesión, tu sueño ha terminado. Suspiras, tal vez el siguiente sea más cerca y cueste menos.

Tienes el presentimiento que no será así, y que a esta clase de actos siempre van los mismos. Nuevos congresos y las mismas caras. Sin duda, te tocará doblar consulta.

Y justo esa noche, en tu globalizado mundo, donde cada día caen muros que limitan la comunicación y se organizan restringidos congresos llenos de presumibles avances y contrastados ponentes 3.0, a ti no te funciona ni un jodido whatsApp.

Para colmo de males, a alguien se le ocurrió la brillante idea de poner esa frase al comienzo de la carta que tu lees imaginando una repelente voz en off que te susurra ( «las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado se los pierde » ), definitivamente la quito, ya es historia.

Mañana la nevera estará llena y tu disco duro repleto de comunicaciones encarceladas que nunca saldrán de ahí.

Buen sitio, buena ciudad, pero sigue siendo un mal precio.

(J.M Salas, para Wikisanidad, #CarnavalSalud)

Un comentario el “Nuevo Congreso, mismas caras

  1. …En voz baja.»No hay mal que cien años dure».En estos días de mascaras y música,acuerda que tú frigorífico está feliz. y tú estomago próximamente también.

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